El pasado mes de julio del 2018 nos dejaba un hermano, un amigo, un
hombre de corazón verde de Esperanza y alma azul de Palmas. Rafa, algunos años
habían pasado desde que nos conocimos quizás treinta y tantos, más en el mundo
laboral que en el cofrade, pero el tiempo hizo cruzar nuestras vidas, alrededor
del Señor a lomos de una borriquilla. De corazón verde de Esperanza y alma azul
de Palmas, te marchaste demasiado pronto con una gran lucha interna, mente y alma
contra tu cuerpo, al final la batalla la ganó la naturaleza frente al espíritu,
aunque tu ser hoy descansa de tanta lucha en esos últimos años.
En este tiempo nunca perdiste la esperanza de tu corazón aunque la
carga fuera pesada, momentos muy duros que tú siempre respondías “estoy bien”
aunque a veces con la boca muy pequeña, solo los que tenías a tu alrededor
sabían la verdad de tu estado.
De corazón verde de Esperanza y alma azul de Palmas, vivías y sentías
el mundo cofrade primero racheando tus pies bajo el trono de tu virgen Nuestra
Señora de la Esperanza y luego guiando su manto por las calles de la ciudad. Y
por alguna razón también acabaste en nuestra hermandad, quizás por tener tu
negocio enfrente del colegio, nuestra casa, e impregnarte por ese olor peculiar
que embriaga a palmas, terminaste también con tu experiencia guiando el paso de
nuestro Señor, al igual que hacías con tu Esperanza, cobijado bajo su manto.
De corazón verde de Esperanza y alma azul de Palmas, muy difícil
encontrarse hoy en día persona tan generosa como tú, cerraste tu negocio
durante un fin de semana para que nos aprovechásemos de él, sin obstaculizar
ningún evento que la Hermandad realizase para el colegio o incluso para nuestro
beneficio propio, nos permitiste ocupar tu espacio. Y tú allí, el primero
dispuesto a colaborar y ayudar con ese espíritu de servicio, profesionalidad y
buen hacer que te caracterizaba, con las cosas bien hechas, como marcan los
cánones las formas correctas, con seriedad en cada una de las acciones.
Querido Rafa, de corazón verde de Esperanza y alma azul de Palmas, dos
colores que se muerden que tú sabías combinar como nadie, ahí estarás a la
grupa de una borriquilla cada Domingo de Ramos, bajo un manto verde esmeralda
que no deje nunca de brillar y proteger a los que más cerca tenías y que el
paso firme de la borriquilla guiada por nuestro Señor no les haga perder el
rumbo, tampoco a los que nos cruzamos en tu camino. Con eso me quedo de ti,
amigo Rafa, persona generosa y con buen hacer.
De corazón verde de Esperanza y alma azul de Palmas, con un
denominador común el blanco inmaculado que une a tus dos Hermandades.
José Manuel Moreno Mascaraque
Hermano Mayor
No hay comentarios:
Publicar un comentario